Por Diego Calp

En general, en la mayoría de las ramas de la psicología, incluyendo a la TCC, se habla de que, la persona con depresión, la tiene porque hay algo que no está funcionando muy bien, o que hay algo que está roto, o alguna alteración en dicha persona. Sin embargo, desde una perspectiva Contextual, podemos decir que, la depresión es una conducta funcional a un contexto determinado. Cabe aclarar que, el concepto del titulo “La depresión contextual” puede hacer pensar que existe una depresión que no sea contextual, lo que no es del todo correcto. La depresión no es una enfermedad, como se la suele definir, es una conducta que tiene una función especifica en su contexto y que, por tanto, es adaptativa a su entorno. Cuando se le llama enfermedad, se dice que lo que la persona hace (en este caso, no hacer seria la conducta de la persona) es el fruto de dicha depresión, lo cual es caer en un error, en una falacia tautológica, mediante la cual se explica un fenómeno a través de dicho fenómeno. En este caso, se trata de explicar la depresión mediante la propia depresión. De ahí que tenga importancia entender que lo que la persona esta haciendo es la depresión, es decir, sus comportamientos de quedarse acostada sin hacer nada, la rumia de autosabotaje, entre otras, es la propia manifestación de la depresión.

Teniendo en cuenta lo anterior, nos referimos a que la depresión se produce cuando el ambiente en el que se encuentra una persona, se torna desagradable en demasía, y existen diferentes formas en las que esto puede ocurrir:

– Problemáticas socioculturales: Se refieren a problemas que sufre una gran parte de la población o la totalidad de esta en un determinado momento. Estos pueden ser, problemas económicos de gravedad, pandemias o desastres naturales.

– Problemas particulares: También entran en lo que son los problemas sociales, pero en menor medida. Se trata esencialmente de problemas como puede ser la discriminación, el acoso y el bullying, sean por la razón que sean.

– Condiciones biologicas complejas: Es decir, condiciones biológicas crónicas que dificultan el desarrollo de una vida saludable y en plenitud, como el dolor crónico o enfermedades altamente incapacitantes.

– Vida insalubre: Refiere aquellos hábitos que van en contra de una vida saludable. Como la vida sedentaria, sin hacer ejercicio, o comer de forma insalubre, comida chatarra.

– No llevar a cabo actividades significativas: Es el caso más común en depresión Contextual, cuando se refuerzan las conductas tendientes a la depresión y se castigan (o no reciben refuerzo) las conductas contrarias a la depresión, es decir, las actividades valoradas por una persona y que le resultan significativas para la plenitud de su vida.

– Dificultades para la resolución de problemas y en las habilidades sociales: Una dificultad muy común de las personas con depresión es resolver problemas. En general, por ejemplo, respecto de la depresión, las personas creen que, al pensar en ella, lograrán comprenderla y así sabrán que deben hacer para resolverla. Sin embargo, según Nolen-Hoeksema, quienes hacen esto inician con un proceso de rumiación, que lejos de ser productivo para reducir la depresión, lo único que hace es aumentarla. Respecto a las habilidades sociales, podemos comprender que, una de las razones por las cuales es común que haya depresión en una persona, es la falta de relaciones sociales que está mantiene con otros. Razón por la cual podemos comprender la importancia de la psicología interpersonal cómo tratamiento de la depresión. Las habilidades sociales son habilidades moleculares que nos permiten aumentar la asertividad o competitividad de nuestra interacción social, el déficit en este sentido, hace que las personas con las que interactuamos puedan presentar cierto rechazo hacia nosotros, y eso puede generar mucho malestar y tristeza en las personas.

– Condiciones psicológicas complejas: Tener trastornos relacionados a la depresión, es decir, trastornos correlacionales a ella, como puede ser el TEPT o los trastornos de ansiedad. Empero, es importante también recalcar que todo trastorno que no sea tratado, es susceptible, por el malestar significativo que genera, se producir depresión. De ahí la importancia de siempre buscar la salud mental.

Teniendo en cuenta esto, hablando en términos de las muy disímiles opiniones de la sociedad, ya se ha escuchado decir que la depresión es “pura paja mental posmoderna”, como si, lejos de ser el tercer problema conductual con más impacto social en Latinoamérica, fuera simplemente un estado de tristeza o bajoneo, que se supera “echándole ganas”. A veces, al leer estas cosas, las personas de defienden diciendo que la depresión es “una enfermedad de origen biológico”. Sin embargo, hoy sabemos que suele ser fundamentalmente contextual, entendiendo que, en realidad, la modificación en los neurotransmisores no es la causa de la depresión, sino el efecto de una conducta depresiva. Entiéndase que correlación no es causalidad. Los neurotransmisores están implicados en la depresión, pero no son su causa. De la misma manera que, al hacer terapia, los cambios conductuales son capaces de crear nuevas conexiones neuronales. Y esto, el hecho de ser ambiental, no le quita ni la complejidad ni la seriedad, creo que, aún más, se la suma. Es complejo controlar las diferentes variables Contextuales que llevan a la depresión, pero, aún así, es sobre lo que de verdad podemos tener un control directo, y es por eso que, la terapia de Activación Conductual, puede ser una técnica esencial en el tratamiento de la depresión. Por supuesto, cada caso debe ser analizado por separado y, de ser posible, evitar la manualización en la aplicación de un tratamiento. Un caso de depresión debe ser analizado funcionalmente a fin de saber cual es la mejor intervención de modificación de la conducta para ese caso en particular.

Caballo Manrique V.E. (1997). Manual de evaluación y entrenamiento de las habilidades sociales. Editorial Siglo XXI de España Editores. Madrid, España. ISBN: 978-84-323-0808-6

Maero F. & Quintero P.J. (2015). Tratamiento breve de activación conductual para la depresión. Protocolo y guía clínica. Primera edición, Librería Akadia Editorial. Buenos Aires, Argentina. ISBN: 978-987-570-271-4

Seagal Z. et al (2018). MBCT. Terapia cognitiva basada en mindfulness para la depresión. Traducción de David González Raga y Fernando Mora. Editorial Kairós. Barcelona, España. ISBN: 978-84-9988-567-4

División 12 de APA.

Categorías: Psicología

0 Comentarios

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *