Por Diego Calp
A pesar de que ya pasó un tiempo desde la salida de esta película, de hecho, recuerdo que la vi al menos tres veces en el cine, he decidido por fin describir lo que me encontré, bastante anonadado, cuando la vi por primera vez.
Está película narra la historia de Shang-Chi, un joven con una vida sencilla, que trabaja estacionando vehículos en un hotel, y que dedica el resto de su tiempo a salir con su mejor amiga, a quien conoce desde hace algunos años, y a disfrutar de la vida con sencillez. Sin embargo, Shang-Chi oculta una infancia muy difícil, que saldrá a la luz cuando sea atacado por unos hombres que buscan quitarle el collar que le regaló su madre. Shang-Chi fue criado, la mayor parte de su infancia, por su padre, un hombre que vive hace mil años gracias al poder de unos anillos que lleva a la muñeca y que, además de darle la inmortalidad, le permiten usarlos como un arma muy poderosa.
Ahora bien, la razón por la que decidí escribir está reflexión, es por qué está película tiene una extraña, probablemente fortuita, relación con la historia de uno de los 24 tirthankaras del Jainismo. Digo que considero que no fue algo planeado, porque estamos hablando de un mito que es bastante desconocido, que difícilmente podría haber sido identificado por alguien que no esté familiarizado con la religión jaina.
La película se abre mostrándonos una escena en la que el emperador Wenwu (el padre de Shang-Chi), se enfrenta con un ejército a sus enemigos, y que el gana debido al podes de los anillos que posee y de dan un poder excepcional. Luego se ve como va conquistando diferentes lugares a lo largo de la historia, hasta las épocas actuales. Eso nos permite saber que los anillos también le dan el poder de ser inmortal.
De la misma forma ocurre en el mito de los hermanos Bharata y Bahūbali. Bharata es también un emperador que, con ayuda de su disco cakra, que lo vuelve un guerrero invensible, decide conquistar los diferentes reinos de sus hermanos.
En la película podemos observar que Wenwu añora poder penetrar en el reino en el que nació su difunta mujer, la madre de Shang-Chi, porque cree que sigue viva y se encuentra captura allí. Por lo que se dedica a investigar arduamente el como hacerlo. Cuando lo consiguió, ya estando en ese lugar paradisíaco, ofreció a sus habitantes la rendición y que dejarán libre a su mujer. Pero estos se negaron arguyendo que solo estaba siendo engañado por un ser maligno y poderoso, por lo que se dio la guerra.
Quizá en este sentido, no haya una similitud exacta, pero Bharata, de todos los reinos que había conquistado, todavía le faltaba el de su hermano Bahūbali. Cuando se enteró de esto, le envío una carta en la que le ofrecía la rendición o el exilio. Pero a este, la osadía de su hermano, le resultó intolerable y se negó, presto a la batalla.
Finalmente, en la película observamos una lucha entre Shang-Chi y su padre, en la que, Wenwu, decide atacarlo tirándole los anillos, y estos dan una vuelta y quedan girando en torno de él. Y, cuando Shang-Chi, logra hacerse con todos los anillos, decide atacar a su padre, pero luego se da cuenta que no tiene sentido hacerlo, que no es lo correcto.
En el mito de los hermanos, nos encontramos con que, en vez de desatar la guerra, los hermanos se retaron a una serie de retos para ver quién debe quedarse con el reino. Bharata termina perdiendo las tres pruebas y le ordena a su cakra que decapite se Bahūbali, pero el disco, lejos de hacerle daño, termina dando tres vueltas alrededor de su cuello. Bharata se rinde y Bahūbali comienza a celebrar vehemente su victoria, pero, posteriormente, se da cuenta de la inconsistencia de lo efímero, y decide abandonar el mundo para transformarse en un asceta.
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